El impacto que tendrá en los ciudadanos que le bajen la calificación crediticia a México

Hola, le vuelvo a agradecer a KORIMA por sus análisis, espero les ayude a clarificar donde estamos.

Las agencias calificadoras son instituciones privadas cuyo propósito es calificar el riesgo de incumplimiento de pago de un país o de una compañía en su carácter de que emiten deuda; en el caso de México la deuda son instrumentos como CETES, BONDES, o bien Bonos de PEMEX o CFE. Dicha calificación analiza factores como la situación económica y financiera, así como las decisiones y orientación de política económica, fiscal y monetaria y, el efecto de factores del entorno económico, financiero, político y social del país. Lo anterior, con objeto de medir la capacidad para cumplir con las obligaciones derivadas de la colocación de deuda. En otras palabras, mide la “reputación o solvencia” de pago del país.

Por ello, una disminución de la calificación no es sino el reconocimiento de que las condiciones de pago son ahora más adversas y por lo tanto aumenta la probabilidad de un incumplimiento.

A nivel internacional existen tres grandes empresas dedicadas a evaluar la calificación crediticia de un país, ellas son Fitch Ratings, Standard & Poor’s Global (S&P) y Moody’s. Las calificaciones van desde la más alta que es AAA, donde la capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros es extremadamente fuerte hasta una calificación de D, para casos que se encuentra ya en incumplimiento o bancarrota.

En los últimos días, dos de las tres calificadoras redujeron sus niveles de calificación crediticia de la deuda de PEMEX, y se espera que en breve S&P Global realice también un ajuste a la baja en su calificación.

Una menor calificación conlleva a que sea más caro adquirir deuda o refinanciarla, ya que el país está en condiciones más difíciles de pagar, lo cual se traduce a su vez en menores ingresos para el Gobierno Federal.

Actualmente, la calificación crediticia más baja de la deuda de México es la reportada por Fitch Ratings (BBB-), la cual se encuentra tan solo a un nivel (cada nivel se le denomina una noche) de estar por debajo del umbral del grado de inversión.

Cabe señalar que dos de las tres calificadoras ya sitúan a los bonos de PEMEX por debajo del nivel de grado de inversión (BB- o Ba2). La baja en la calificación de PEMEX obedece a que el mercado percibe que la empresa atraviesa por un muy mal momento; bajó la producción, enfrenta costos muy altos (sindicato) y el precio está en niveles históricamente bajos, incluso por debajo de su costo de producción.

El grado de inversión es una referencia que toman los mercados financieros para definir cuando una inversión es mínimamente aceptable, y cuando se está por debajo de ella se dicen que los bonos son especulativos, basura o chatarra ya que han perdido su valor.

El que un país pierda el grado de inversión es relevante ya que la mayoría de los fondos de inversión internacionales (como Blackrock, Vanguard y Goldman Sachs) tienen dentro de sus políticas la obligación de sólo invertir en instrumentos con grado de inversión. Ello significa que en el momento en que México lo pierda, necesariamente dichos fondos tendrán que retirar su dinero del país.

Desde hace ya varios meses el consenso de los analistas no es si México pierde o no el grado de inversión, sino cuando lo perderá. El mercado percibe que habrá un deterioro en las finanzas públicas de México ocasionado por diversos factores, PEMEX no está siendo rentable, la economía mexicana está estancada y por ende habrá un menor nivel de recaudación, la inversión privada está parada (por cada peso que el gobierno invierte el sector privado invierte 4), no hay estado de derecho (cancelación de obras como el aeropuerto de Texcoco y recientemente la cancelación de la planta cervecera de Constellations Brands); así como el impacto económico que generará el Covid-19 y la falta de un plan de reactivación económica impulsado por el Gobierno Federal.

En lo que va del año, México ha experimentado una fuerte salida de capitales, por un lado, ha habido altas transferencias de dinero de México a EUA de empresas o empresarios que perciben un alto nivel de riesgo de mantener su dinero en México, al igual que diversos fondos de inversión han ido sacando su dinero del país ante una inminente perdida del grado de inversión de México (Fly to Quality). De acuerdo al FMI, México es el país que ha sufrido las salidas de capital más significativas entre los países emergentes, generando una depreciación del peso de 25%, razón por la cual el peso es la moneda con mayor afectación con respecto al dólar en todo el mundo.

En resumen, en la medida en que siga bajando la calificación crediticia de México, nuestra moneda seguirá perdiendo valor (el tipo de cambio seguirá subiendo) con lo cual el costo de muchos insumos se incrementará; la salida de recursos de los grandes fondos de inversión implicará que habrá menos recursos disponibles para diversos proyectos de inversión; algunas reaseguradoras internacionales tendrán que limitar su participación en México, lo cual pudiera generar incrementos en los costos de ciertos seguros; así mismo, al Gobierno Federal le costará más que le presten, y eso si alguien se anima a prestarle; adicionalmente sus pagos de deuda se incrementarán y por ende tendrá menos dinero para programas sociales y de inversión.

Por todo lo anterior, quiero recordarles que la magnitud de la crisis que se avecina aun es incierta, pero sin duda será la mayor que se tenga registro en la historia de México. Inevitablemente muchas empresas irán a la quiebra. Por ello, es urgente solidarizarnos con los que menos tienen. Hoy más que nunca es momento de ayudar, hoy más que nunca es momento de Kórima*

*En Lengua Tarahumara (Raramurí) este vocablo designa una tradición de compromiso social, basada en la ayuda y el apoyo mutuo en situaciones de apuro o crisis.

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